También conocida como presión sanguínea, es la fuerza que ejercen las paredes arteriales para impulsar la sangre por su interior. Es fundamental para que la sangre circule por los vasos sanguíneos y cumpla con la función de llevar el oxígeno a todo el organismo. La tensión arterial se mide en dos valores, sistólico (el corazón bombea la sangre hacia las arterias) y diastólico (entre un latido y otro).

La tensión normal se establece entre 90/60 y 130/90 mm de mercurio. Si está por encima de lo normal se denomina hipertensión y conlleva un importante riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares como infartos o ictus; cuando es baja se denomina hipotensión y puede ocasionar mareos, estados de confusión o mareos.